Encontrando su camino

“Hay un lugar para todos en SEL”, afirma Sheila B., ingeniera química en la sede de SEL en Pullman, Washington.

La carrera profesional de Sheila comenzó en 2017 cuando se unió a SEL como montadora. Hoy en día, está usando todo su conocimiento en ingeniería química para ayudar a la empresa a desarrollar una nueva planta de última generación de placas de circuitos impresos en Moscow, Idaho.

Cuando no está en el trabajo, Sheila aprovecha para explorar los senderos de Inland Northwest. Su amor por el aire libre está ligado a su primer acercamiento con la ciencia.

“Debido a que mi papá trabajaba para el Servicio Forestal de los Estados Unidos, a él le encantaba pasar tiempo al aire libre”, dice. “Salíamos de excursión y acampábamos todo el tiempo cuando era niña”.

Al mismo tiempo, su padre le inculcó su interés por la naturaleza. Juntos, usaban el Teorema de Pitágoras para calcular la altura de los árboles. También encontró un libro viejo de química para enseñarle sobre la tabla periódica y las propiedades de los elementos.

Estas lecciones la llevaron a Sheila por el camino del descubrimiento y la resolución de problemas que, más tarde, la llevarían a estudiar ingeniería química en la Universidad de Idaho.

“Me gusta mezclar varias cosas y ver cómo cambian de color y ver cómo una cosa se convierte en otra”, dice Sheila. “Y lograr entender el ‘cómo’ detrás de las cosas”.

La carrera de Sheila no siempre fue tan clara. A lo largo del camino, descubrió oportunidades y respaldó sistemas que la sorprendieron.

Después de recibir su diploma de graduación, Sheila se postuló para el puesto de montadora en SEL. Sus amigos y familiares que eran empleados de SEL le dijeron que era un excelente lugar para trabajar y pensó que sería una buena forma, tal vez temporal, de ganar experiencia práctica en el campo de la ingeniería.

Al final, Sheila solo estuvo en el piso de fabricación por 30 minutos aproximadamente.

Durante el almuerzo del viernes, una tradición semanal en la que los empleados comparten sus almuerzos, hablan sobre las actualizaciones de los proyectos y les dan la bienvenida a los miembros nuevos del equipo, Sheila se presentó y contó que había estudiado ingeniería química. Al escuchar esto, los miembros de SEL ayudaron a Sheila a que tenga la oportunidad de que sus estudios tengan un mejor uso.

Después de algunas entrevistas, trasladaron a Sheila al equipo de resolución de problemas de producción. Un tiempo después, aceptó el puesto en el equipo de ingeniería de procesos, en el que trabajó por tres años.

Aunque todavía no estaba trabajando en el campo de la ingeniería química, Sheila había progresado mucho en una carrera a largo plazo en SEL.

“SEL es muy bueno para hacer crecer a las personas”, sostiene. “Va de la mano con nuestros valores porque al hacer crecer a las personas, estás ayudando con innovación. Nos esforzamos por lograr que las personas se queden en SEL y por darles oportunidades”.

Sheila reflexiona sobre las redes profesionales que la llevaron a tener éxito en SEL, incluidos WiSTEM (la comunidad para mujeres de SEL en STEM), los supervisores actuales y los del pasado y Jessi, que al principio fue su mentora.

Ahora, Sheila quiere compartir sus conocimientos y recursos con otros ingenieros que estén comenzando sus carreras. Hace unos meses, se convirtió en la mentora de Enimini O., una ingeniera de pruebas asociada.

Sheila cree que las mentorías son un recurso muy importante para las mujeres al principio de sus carreras, dado que pueden llegar a sentirse solas al entrar a un campo donde predominan los hombres. La oportunidad de conectarse con alguien que se ha encontrado con situaciones parecidas y que ha superado los mismos desafíos no tiene precio.

Enimini coincide con Sheila respecto al valor que tienen las mentorías para las mujeres en la ingeniería.

“Va más allá de ser ingeniera, se trata de tener a alguien que también es ingeniera, que experimentó lo mismo que yo, en algunos casos”, dice Enimini. “Ha sido muy útil tener a alguien a quien respetar, alguien que te ayude, que responda tus preguntas. Alguien que se dedique a ti, a tu carrera y tu crecimiento”.

Cuando Sheila piensa en lo que quiere enseñarles a los ingenieros que la tienen como mentora, es que sepan que pertenecen al campo que eligieron y a SEL.

“Ellos merecen estar aquí y merecen que los escuchen”, afirma. “Sus opiniones y pensamientos son válidos”.

Recientemente, Sheila comenzó un nuevo puesto en SEL que combina sus estudios en ingeniería química con las habilidades que fue desarrollando en este tiempo.

En 2020, SEL anunció que tenía planes para construir una instalación de 140,000 pies cuadrados para fabricar placas de circuitos impresos en Moscow, Idaho. La planta de última generación será la tercera de su clase en el mundo. Lo que la diferencia es su alto nivel de automatización y que es amigable con el entorno. La instalación no verterá aguas residuales, no generará emisiones de gases tóxicos ni residuos peligrosos.

Como se necesitaban ingenieros químicos talentosos para guiar este proyecto, Jessi se comunicó con Sheila.

Ahora, Sheila lidera el equipo y fue la primera ingeniera que incorporaron a este proyecto. Con las preparaciones que se están haciendo para empezar a producir las placas de circuitos a finales de 2022, Sheila pasa sus días investigando, viajando para ganar más experiencia en la industria y ayudando a identificar al mejor equipo y los procesos para implementar. También está compartiendo sus conocimientos técnicos y respecto a la empresa con los ingenieros que recién ingresaron a SEL.

Cuando la planta esté funcionando, Sheila supervisará la línea de revestimiento de cobre. Está esperando con ansias su primera oportunidad para trabajar directamente con la nueva maquinaria.

“Puede leer acerca de esto todo lo que quiera”, dice Sheila. “Pero cuando está en contacto con el equipo, en ese momento llega a comprender verdaderamente todo el proceso”.

También está feliz porque su carrera profesional finalmente la hizo volver a la ingeniería química.

“Cuando Jessi me ofreció el puesto, acepté sin dudarlo”, cuenta Sheila, riéndose. “Es muy bueno poder cerrar el círculo”.