Para Lew, convertirse en corredor fue un accidente, cuando un miembro del equipo (y embajador de bienestar de SEL), Edgar T., organizó una carrera de 5 kilómetros para todos los de la oficina.
“Como administrador de Edgar, solo quería apoyarlo”, dice Lew, “pero como saben, terminé la carrera y decidí volver a correr la misma ruta para llegar a los 10 kilómetros”.
Para Lew, no era una cuestión de si él podía hacerlo, sino de qué tan lejos podía llegar.
Impulsado por los demás
Lew y su equipo se relacionan con su trabajo con una tenacidad parecida.
“La creatividad es parte de nuestro ADN”, afirma. “Tenemos que descifrar la forma de ofrecer a nuestros clientes un servicio mejor y más rápido, lo que nos presenta la oportunidad de inventar algunas soluciones bastante particulares”.
Desde plasmar conceptos en una pizarra a lo que Lew llama reuniones “tuza” (sesiones espontáneas para resolver problemas en las que una persona asoma su cabeza desde su cubículo y hace una pregunta para que otro también asome su cabeza y le responda o comparta una idea y después otra persona también se suma a la conversación), Lew dice que todos terminan teniendo ganas de colaborar y que sucede de forma orgánica debido a esa iniciativa compartida para crear.
“No hay una persona que venga y nos diga lo que tenemos que hacer”, sostiene Lew. “En cambio, nos reunimos todos, observamos el desafío y debatimos cómo lo vamos a resolver. En ese momento en que pensamos en el ‘cómo’ es cuando comienza el pensamiento creativo”.
Sales manager Lew B. is always ready for a challenge. Through his tenacity and creativity, Lew inspires his team to push past obstacles and deliver world-class service to SEL customers.
“Lew es un gran pensador y muy bueno para resolver problemas”, agrega Edgar, el ingeniero en ventas que convenció a Lew de cambiar los zapatos por las zapatillas. “Él nos aconseja y es nuestro mentor pero también es flexible y nos deja tomar nuestras propias decisiones”.
Lew ve esa autonomía y creatividad no solo en nuestros productos y procesos, sino también en nuestros empleados. “Preguntamos, ¿cómo puede ser una persona mejor? Al hacer esto, les da a las personas el poder y la libertad para conocer sus fortalezas e identificar desafíos nuevos.”
“Al abrirme SEL sus puertas, pude abrir puertas para otras personas dentro de mi equipo, mi familia y mi comunidad”. Lew sabe lo que es posible y siempre está preparado para lograr más cosas. “Mucho de eso se debe a ser capaz de poder ver lo que SEL hace no solo con los productos, sino a través de las personas”.
De regreso a las carreras
Ajustándose las zapatillas, Lew hace muchos paralelismos entre los desafíos que implica correr y ser un mejor padre, esposo, aliado de los clientes y líder. “Cuando llego a una colina y esa colina se vuelve difícil, podría detenerme”, sostiene. “No hay nadie que me diga que tengo que hacerlo. Sin embargo, elijo pensar que puedo hacerlo”.
Y para Lew, la cima de la colina es solo el comienzo. “El desafío es llegar al otro nivel y siempre buscar cuál será la siguiente colina”.
Esta filosofía alimenta las motivaciones de Lew tanto en el trabajo como en la vida. “Si realmente quiere diferenciarse, debe exigirse más porque usted sabe que puede hacerlo mejor”, dice Lew. “Y eso es lo que SEL me ha enseñado”.
El efecto dominó
Con la planificación de desarrollo de la carrera y el programa de asistencia para la matrícula de SEL, Lew completó su maestría en la Universidad de Carolina del Sur.
“Mis hijos vieron a su papá lograr más cosas y ser más exitoso”, afirma Lew, “y sirvió para que mi esposa se anime a retomar sus estudios y obtener su diploma de abogada después de 17 años de trabajar como maestra”.
Creó este efecto dominó con un impacto que llega a muchas más personas que a Lew.
“Avanzamos mucho más rápido que lo que lo hace la electricidad que viaja a la velocidad de la luz”, dice. “Hacemos que las personas, ideas, comunidades y generaciones futuras sean lo que pueden ser en vez de lo que quieren ser. Estamos plantando las semillas de un futuro mejor, no solo para nosotros mismos, sino para las próximas generaciones”.
Y para Lew, esas semillas de éxito se encuentran en las reuniones tuza.
“Admiro a Edgar, que lo transfirieron desde la oficina de SEL en San Luis Potosí, México a Charlotte”, afirma. “Se los garantizo, yo soy su mentor, pero Edgar aplica todo lo que aprendió y supera las expectativas”.
“Además, empecé a correr gracias a él”, se ríe.
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